Si Leonardo Da Vinci es la personificación del Renacimiento, Miguel Ángel encarna la fuerza y el genio desbordado tanto por en sus esculturas como en sus pinturas y su obra arquitectónica. Fue grandioso en todas las artes en las que trabajó, pero la escultura fue su debilidad, y en su búsqueda de la perfección nos regaló geniales obras como el David, La Piedad o El Moisés.

La Piedad del Vaticano, posiblemente la mejor escultura de Miguel Ángel
Su obra pictórica no fue inferior, y como muestra tenemos la Capilla Sixtina; y entre su obra arquitectónica tenemos La fachada de San Lorenzo de Florencia, o el diseño de la cúpula de San Pedro del Vaticano.
No obstante, como casi todos los genios tenía un carácter muy complicado, tanto que estuvo enfrentado con todos los artistas de su época y hasta con el propio Papa Julio II.